Aguardaré con ansias

 Aguardaré con ansias: Una breve composición elaborada por Hazuki.

Septiembre, el mes más enamorado para mi ser, cuando las flores despiertan y entonan su cántico matutino, los pájaros revolotean incansables alrededor de mi morada y, aunque no sea el mes de Febrero, los amantes pueblan las calles en busca de las saetas de Cupido, anhelando luego clavarlas en sus corazones.

Un mes tan halagüeño, del cual no podría quedar excluida. A lo largo de mi existencia, consideré que las flechas de Cupido eran mero experimento, y que cada cual debe buscar el amor a su modo, abrazar la luz en la oscuridad o encender las llamas en su propio pecho, así lo decían. Sin embargo, me vi persiguiendo mi ansiada flecha, aunque la luna se derramara sobre mí día tras día, nunca lograba alcanzarla lo suficiente como para sentirme atraída hacia ella.

"Oh, querida, recuerdo con exactitud el día en que me apresaste con tu hechizo, tu don de amar. Aunque dibujara estrellas en mis piernas para atraerte, ¿vendrás algún día a besarlas con la suavidad necesaria hasta que la luna se tiña de rosa?" Le cantaba, de forma tan delicada como cuando el cuchillo corta la manteca.

La disparidad entre el día y la noche de Septiembre es tan íntima como incomparable para mí. El día tan deslumbrante, como una dama vestida con livianas telas, y la luna tan propia.

"Yo tan tuya, y tú tan mía. ¿Qué importa el día cuando, en la noche, las flores caen rendidas a tu encantamiento, y brutalmente me haces parte de ti?" Le digo a la dama que conocí en septiembre.

Entre las diferencias de los meses, Septiembre siempre retornará para sorprenderme, sin importar qué. Aunque me cuestione a mí misma, "¿Qué diferencia hay entre Septiembre y los demás meses?", jamás hallaré una respuesta coherente; simplemente lo sé. Y tener esa conexión espiritual con algo tan profundo merece un aplauso.

"Cuando las flores danzan alrededor y el resplandor ilumina mi semblante como un haz de luz en el teatro, destinado a proclamar mis sentimientos a viva voz. He encontrado la diferencia, he hallado la respuesta, la verdad. Donde 30 días regeneran rápidamente la tristeza del sol y los pétalos de rosas; las noches en las que no pude cerrar los ojos por pensar en esta pregunta, por meditar en que eras mía, señorita."

Para cambiar mi vida de esta manera, sé que estoy en el cielo al abrir las ventanas de mi corazón y jurarme a mí misma que Cupido jamás me guiará de nuevo. Con todo mi ser, me dedico a ti, exclusivamente a ti. Ya no debo perseguir más esa flecha, ni rogar a las estrellas para que cumplan mis deseos en las noches devastadas de Junio o Julio, esperando tu regreso con tu brisa tan ardiente.

Traes rosas y depositas besos en mi corazón, cuentas hasta tres y abres la puerta.

Es en ese instante que deseo consagrar mi vida a hacerte feliz.

Cuando consulto el calendario y señala "Septiembre".

La disparidad entre tú y Septiembre no existe.

Quizás la diferencia la hagas tú en Septiembre.

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